Ximena Gautier Greve - Francia

©LA POBRE GENTE


La pobre gente
que avanza con el cuerpo adolorido
por el sendero de los sueños destrozados
sobre el espeso lodo del bajío
que continúa levantando los ojos mas allá
por sobre los muertos que rehúsan terminar su muerte,
sobre los niños esqueléticos que mueren de hambre

La pobre gente
que lleva en la mano flores blancas
frescas de polen que brilla, y se vuelve amarillo el sol,
que llevan a sus deudos enterrados quién sabe adonde
que perduran en sus manos callosas y sucias de llantos,
a sus prisioneros torturados castigados secuestrados,
en las mazmorras donde campa mintiendo la infame falsía
que suplanta a la justicia ajusticiada por el crimen.

La pobre gente
va uniendo sus manos y sus labios
enlazando los inauditos sueños humanos
en existencias miserables de cesantes,
de olvidados cuya existencia inadmisible
no se justifica en los planes de la banca
ni en las ventajas de la guerra planetaria.


La pobre gente
sentada al borde del camino:
cabezas blancas, cuerpos usados
sometidos a existencias castigadas,
los viejos abriendo los ojos del pasado
comprenden entre sí sus reflexiones acalladas
viejas memorias ajadas ilusiones dispersas
como brisas que ninguna posibilidad
podrá rescatar al pasar del tiempo.


La pobre gente
aún rebelándose contra injusticias reglamentadas
deseando creer en futuros incoercibles,
traen aún más niños de amor y de odio,
aún creen en la romántica fiebre de la pasión
aún cantan y escriben poemas pensando
que vencerán al odio, a la represión, al crédito bancario.


Las pobres gentes.
Las pobres gentes.




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